Los escépticos han creído durante mucho tiempo que la meditación y otras técnicas para reducir el estrés son prácticas agradables pero ineficaces que hacen poco por ti. Nada podría estar más lejos de la verdad, y ahora tenemos la ciencia para probarlo.
Los efectos del estrés crónico en el cuerpo.
No hay duda de que el estrés crónico tiene efectos nocivos en el cuerpo y actúa de múltiples maneras. Para empezar, los efectos dominó del estrés socavan el comportamiento saludable. Si alguna vez ha superado un día arduo con un puñado de barras de chocolate y cigarrillos, comprende el problema de primera mano. Pero más allá de tales impactos en el comportamiento, el estrés afecta directamente al cuerpo.
Abundante evidencia muestra que el estrés crónico socava la salud física, elevando la presión arterial a alturas vertiginosas y dañando el corazón. Desempeña un papel en la diabetes, el asma y los trastornos gastrointestinales. Los altos niveles de estrés pueden incluso acelerar el proceso de envejecimiento.
Por el contrario, las personas que muestran menos estrés tienden a tener mejor salud, y ahora estamos empezando a entender por qué. El manejo del estrés puede beneficiar a todo el cuerpo, hasta los genes.
Enfermedad cardiovascular
La enfermedad cardiovascular abarca una variedad de dolencias que afectan el corazón o los vasos sanguíneos. El estrés crónico contribuye a tres de las dolencias más comunes: aterosclerosis (la acumulación de depósitos de grasa en las paredes de las arterias), ataques cardíacos y presión arterial alta. El estrés también puede desencadenar fibrilación auricular, palpitaciones, contracciones ventriculares prematuras y otras arritmias (ritmos cardíacos anormales). Una experiencia física o emocional intensa, como una cirugía o la muerte de un ser querido, puede causar una afección poco común conocida como miocardiopatía por estrés.
Muchos factores psicológicos, como la depresión, la ansiedad, la ira y la hostilidad y la soledad, contribuyen al estrés. También lo hacen los factores sociales, como los desafíos relacionados con el trabajo, la familia y las finanzas. Actuando solo, cada uno de estos factores aumenta las posibilidades de desarrollar problemas cardíacos. Cuando se combinan, su poder aumenta exponencialmente.
Presión arterial alta (hipertensión)
El manejo del estrés parece ser especialmente eficaz para reducir la presión arterial alta. La presión arterial fluctúa a lo largo del día, sube cuando hace ejercicio o se enfada y baja cuando descansa tranquilamente o duerme.
La liberación de hormonas del estrés hace que su corazón lata más rápido y su presión arterial aumente. A menudo, este aumento es temporal, y los latidos de su corazón se hacen más lentos y su presión arterial baja una vez que ha pasado la amenaza. Pero si la respuesta al estrés se desencadena repetidamente, la presión arterial puede permanecer constantemente alta.
La presión arterial alta obliga al corazón a bombear con más fuerza para hacer circular la sangre, lo que finalmente hace que el músculo cardíaco se espese. Pero en el corazón, un músculo más grande no necesariamente se traduce en mayor fuerza. A menudo, el suministro de sangre al músculo cardíaco no aumenta en la misma medida y, con el tiempo, el corazón se debilita y se vuelve menos eficaz como bomba, una afección conocida como insuficiencia cardíaca.
La presión arterial alta también daña las paredes de las arterias de una manera que promueve la aterosclerosis. De hecho, cuanto mayor sea su presión arterial, mayor será su riesgo de sufrir un ataque cardíaco, insuficiencia cardíaca, accidente cerebrovascular e incluso enfermedad renal.